Esta foto la saqué en la entrada del Dinosaur Provincial Park de Alberta hace un par de años. Cuando bajamos del coche el olor a salvia te llegaba directamente y sentías un silencio ensordecedor, así me lo hizo notar mi hija. Daba la sensación de que el mundo se había congelado. Pero esa calma no era tal, cuando estabas un rato escuchando muy al fondo del valle oías el cri-cri de algunos insectos y sabías que había todo un mundo al fondo de la hondanada.
Nos sentamos encima de la piedra a escuchar y vimos que al lado estaban las marcas de un tipi indio. Nos contaron que el valle era un lugar sagrado para los nativos, venían allí y se quedaban unos días cuando necesitaban comunicarse con los espíritus de valle. El Parque de los Dinasaurios me hizo pensar en los lugares sagrados que todos tenemos cerca de donde habitamos y cómo perdemos la conexión con estos sitios a pesar de que transmiten indudablemente algo especial. Me propuse encontrar este tipo de lugares cuando volviera a casa.
Después de un rato se formó una nube rara encima de la piedra y al poco llegaron las primeras gotas de lluvia.