Lo que me gusta de esta fotografía es que retrata cláramente cómo nos sentimos a veces, con una gran coraza de piedra por fuera, mientras que en el interior, recogido, estamos nosotr@s realmente, tiern@s, sensibles y vulnerables.
Quedarse dentro recogid@s va bien en cuando queremos aislarnos del exterior o para recuperarnos cuando estamos heridos, pero si permanecemos mucho tiempo también hace que nos acostumbremos a los muros de piedra, nos acomodemos y ya no sintamos realmente qué es lo que está ocurriendo afuera.
Hace falta valentía para salir a la intemperie de nuevo y quizás volvernos a mojar con la lluvia o que nos arrastre el viento, sin embargo, es en el exterior donde está la sorpresa, el cambio y la magia…, a pesar de todo.