Cuando criticamos a alguien hacemos algo parecido a enviar veneno a distancia. Y no hace falta que tengamos una mala intención, sino que con el simple hecho de hablar mal de una persona ya estamos envenenando la relación.

La crítica intoxica la opinión de otras personas, esto ocurre cuando destacamos la parte que no nos gusta de un individuo, lo que consideramos que no ha hecho bien, según nuestro criterio claro, y además no se lo hacemos saber personalmente sino a la gente con la que se relaciona.

Si esto es algo que te pasa a ti, párate un momento y pregúntate, ¿qué es lo que quieres conseguir con esto? ¿Qué es lo que te pasa con esa persona que no puedes decírselo a la cara? ¿Quieres continuar la relación con ella o no? En caso de que si, ¿Cómo puedes cuidarla y cuidarte?

Piensa cómo te gustaría que actuaran si tú fueras la criticada. Imagínate que hay algo de ti que molesta a los demás y tú no lo sabes. ¿No te gustaría que te lo dijeran con cariño en lugar de que hablaran mal de ti a tus espaldas?

Cuando nos sentimos seguros en nuestro modo de actuar podemos abrirnos a tratar temas difíciles en nuestras relaciones. Y esta seguridad viene de practicar el saber cómo nos sentimos, qué nos está pasando y actuar antes de que la cosa se nos desborde. También cuidamos la relación cuando no involucramos a terceras personas para que vivan a otra persona desde nuestra negatividad.

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