El acto más grande de valentía es pedir ayuda.

Cuando solicitamos ayuda hay una parte nuestra que se vuelve pequeña, ya que reconocemos que no estamos pudiendo gestionar una situación. Con ello somos capaces de mostrar vulnerabilidad.

Cuando pedimos ayuda de algún modo apartamos nuestro orgullo y la necesidad de demostrar que podemos con todo. Y al hacerlo reconocemos nuestros límites y empezamos a gestionarlos buscando soluciones. Solicitando ayuda mostramos humildad.

Pedir ayuda es un gran acto de valentía interna ya que reconocemos que quizás hay otras personas que tienen otra visión y experiencias que pueden aportar en situaciones en las que lo hemos intentado todo. Pidiendo ayuda superamos la envidia y reconocemos las capacidades propias.

Pedir ayuda es un modo de superar nuestros miedos a sentirnos juzgados, subestimados, o minusvalorados y confiar en que otra persona podrá acompañarnos.

Foto de Annie Spratt