Recientemente con las inundaciones de Valencia por la DANA hemos podido observar lo frágil que es la vida, lo efímeros que son los cuerpos, las casas, coches, lo material… Cada vez que ocurre una catástrofe como esta se vuelve a poner boca abajo la solidez con la que vamos construyendo la existencia.
Sin embargo, dentro de la fragilidad hay una fuerza inmensa. Cuando podemos sobreponernos a la pérdida, cuando rescatamos lo importante nos convertimos en personas más fuertes. Esto lo demostraron todas las personas que se ofrecieron para ayudar desinteresadamente los días posteriores a pesar de la ineficacia de políticos e instituciones.
La marea humana del ciudadano común, del vecino, surgió para paliar los efectos de otra marea natural provocada por lluvia y ríos descontrolados. La solidaridad, la comunidad nos hicieron más fuertes porque descubrimos que pase lo que pase no estamos solos y que juntos, podemos con todo.
Hace unos meses escribí un libro que trataba de esto precisamente, de conectar con nuestra fuerza interna, nuestro yo más profundo que nos permite sostenernos y sostener a los demás. Si todavía no lo tienes aquí te dejo el enlace.